Yolanda & Miguel – PreBoda en Patones de Arriba, Madrid – Donde el tiempo se detiene para mirar tu sonrisa
Seguimos nuestro viaje por la Sierra de Madrid, parece que se nubla y se pone a llover, diluviar!, pero no dura mucho, y es que el 70-200 hace de barita mágica, supongo que por su tamaño :) y las nubes se hacen un hueco donde le ven, nos encontramos con una pareja encantadora llena de dinamismo y buenas vibraciones, Miguel adora la sierra tanto como yo, y Yolanda, su princesa prometida que tiene la llave de su corazón, le acompaña mientras pasamos esta tarde épica, recordábamos nuestras infancias por los pueblecitos de la sierra donde ambos vivimos inolvidables veranos en paralelo. Parece que con el paso de los años uno siempre recuerda con especial cariño los dulces años mozos, coincidimos con tantas cosas con Yolanda y Miguel que fue un gustazo de compañía, el amor por la naturaleza, el respeto por los animales y todos estos valores bonitos nos hacen sentirnos personas integradas en el medio natural de forma respetuosa, como el resto de los habitantes de nuestro ecosistema hacen con nosotros.
Paseamos, reímos, charlamos mucho, y ¡hasta capturamos algunos de estos momentos!, parecía que este no hubiera sido nuestro fin! :-) Qué cosa más bonita esta!, no hay como disfrutar viviendo lo que uno siente y sintiendo lo que uno hace, porque los mejores momentos no esperan agazapados a que los estés pidiendo salir, estos surgen de la espontaneidad, dueños de si mismos, son vivos, brillantes y verdaderos, fugaces!, nacen de la cordialidad que rodea el ambiente que vivimos con nuestras parejas, fruto de esta buena afinidad, y de un buen feeling, ¡surgen!. Nuestras conversaciones en una preboda son naturales, agradables, todo sucede, y hay armonía, según me dicen las parejas es lo que notan cuando estoy con ellos ;).
Este es un pequeño resumen de esta bonita tarde en el que es uno de mis pueblos favoritos donde pasaría una larga temporada junto a mi mujer Laura, un rebaño de ovejitas y un peludo perro pastor, ¡acompañado de mi pequeña “chiquitina” (mi inseparable perrita salvaje). Encanto rural, aire limpio de verdad y donde puedes pararte a escuchar el sonido del viento y el latir de los corazones enamorados!.
Un fuerte abrazo, David.
